El modelo de estafa piramidal es un esquema económico fraudulento que ha existido desde siempre, pero, en las últimas décadas se ha beneficiado de los últimos avances, entre otros, los avances en el sector de las comunicaciones. Aunque se haya visto influido con la evolución de la sociedad actual, el esquema base es el mismo: los integrantes de la pirámide se nutren de la inversión inicial de los nuevos participantes que ingresen al negocio.

Normalmente, se tiende a captar a los potenciales clientes mediante un producto, servicio o inversión que promete rentabilidades seguras a corto plazo. El problema radica en que esa rentabilidad no proviene del producto o de la inversión en cuestión, sino de la entrada de nuevos integrantes a la pirámide. De este modo, el sistema piramidal se vuelve matemáticamente imposible, al necesitar de una entrada exponencial de nuevos inversores. En algunas estafas piramidales, con 10 niveles de participantes ya se requeriría la población de un país para poder nutrir a los integrantes de los niveles más altos.

Recientemente, la Audiencia Nacional ha aceptado la inhibición de un juzgado de Arona (Tenerife) para investigar la supuesta mayor trama piramidal en relación con la inversión en criptomoneda mediante la empresa ARBISTAR 2.0 S.L. En este caso, parece que el gancho de entrada a este sistema ha sido la rentabilidad de las criptomonedas y la opacidad de su funcionamiento frente a personas legas en la materia.

Aunque se prometía una rentabilidad de la inversión en el mercado de las criptodivisas, la empresa, presuntamente, utilizaba parte del dinero obtenido de nuevos inversores para entregarlo a otros inversores anteriores. Esta rentabilidad inmediata, aparentemente imaginaria, es la que ha servido de incentivo para captar nuevos inversores y para que los inversores actuales invirtiesen una mayor cantidad con la esperanza de obtener un beneficio mayor.

Además, se combinaban con técnicas de marketing en las que, si los inversores conseguían incluir nuevos clientes, obtendrían una compensación. Parece que esta fue la fuente que sirvió de combustible para mantener la forma piramidal.

Finalmente, en agosto de 2020, cierto número de inversores solicitaron la retirada de sus fondos, pero esta solicitud fue desatendida. En los modelos piramidales la pérdida en la confianza de los inversores y la salida simultánea de un gran número de integrantes tambalea el sistema al haberse utilizado ese dinero como rendimientos de inversión de clientes anteriores.

Aunque el número de afectados es difícil de determinar, ya existen 1.127 perjudicados determinados, pero se estima que pudiese alcanzar un número superior a los 32.000 afectados repartidos por todo el territorio nacional, con un perjuicio patrimonial que podría llegar a superar los 100 millones de euros.

Como ocurre con toda nueva forma de negocio, no son pocas los trucos o engaños que surgen para aprovecharse del desconocimiento o la inexperiencia de la gente que se quiere embarcar en él. En la era de la sobreinformación en la que nos encontramos, se vuelve cada vez más necesario distinguir entre información veraz y desinformación engañosa o fraudulenta. En cualquier caso, ante un engaño de este tipo hemos de recibir un asesoramiento legal que repare el perjuicio causado.